
CAPÍTULO I
ELOGIO DE LA NATURALEZA.
Por mucho que pensemos en ella, la mente
ni siquiera es un instrumento para descifrarla, lo que la vida es.
Todo el mundo desea ser erudito y hablar
de lo que es en si la vida. El mundo, la religión...etc. Pero no existe una
clara definición evolutiva de la vida, se podrá explicar con más o menos
precisión lingüística, quizás de una forma precisa y acertada, pero ni tan
siguiera podemos suponer que es la complejidad total y completa de la
existencia natural.
Los más acertados pueden darnos claras
lecciones de algún principio natural, el hombre en sí, aunque vayamos de pacíficos,
nos hemos tenido que defender de agentes externos. Aunque para peor agente
externo no lo podemos encontrar en el propio ser humano.
Hoy estamos de acuerdo que la raza más
“evolucionada” del planeta, desarrolle un propio sistema capaz de destruir de forma
tan atroz nuestro ecosistema. Buena parte de la culpa está en el momento
histórico de la primera revolución industrial. En ese periodo inicial, los
propietarios de crear y distribuir herramientas y artilugios para la “explotación”del
entorno natural se convirtieron en una amenaza
a nuestro ecosistema. El progreso lo llamaban, es fácil diseñar palabras cuando
en realidad lo que se comenzó fue la destrucción sistemática del entorno
natural y por ende, del ecosistema.
Los recursos naturales estaban empezando a
ser expoliados, y todo en aras de un “progreso en el cual el hombre se
desvincula sistemáticamente del tempo natural de la vida y diseña otro
completamente alejado y drásticamente separado de su status primigenio. Nuestra
evolución de primate sapiens, deja de ser un todo con el orden natural de la
vida, y se enajena en otro que no está en resonancia. Hombre y naturaleza se
escinden y diseñan un mundo virtual basado en la comodidad y el placer,
olvidando y vulnerando un planeta en el que la vida gira entorno a la madre tierra.
El hombre se siente entonces adaptado a un
gobierno en el cual su sistema es una creación marginada y completamente
artificial de la naturaleza al cual le ofrecen al ser humano como animal
racional.
Si atendemos al contexto histórico del hombre
actual, vemos nuestra insana y vehemente ruptura y marginación hacia el orden natural.
Desde nuestro gris y asfaltado suelo….hasta la torre más alta de cualquier ciudad,
todo está diseñado para tornar nuestros ojos a lo que nos es más cercano.
Nuestra desvinculación con la evolución libre de la vida natural desaparece, y
se diseña un mundo en el que nada o casi nada es perceptible con una realidad
en el que se sienta un conectarse con un todo no creado por el hombre. Es pués,
la tragedia vivida en unas condiciones anti natura.
El abandono de nuestro vivir cotidiano
de las fuentes productivas basadas en la agricultura y el paso obligado a las
grandes urbes centralizadas y artificiales creadas por el hombre, en ese desarraigo,
es donde el hombre se desvincula definitivamente con el ciclo biológico natural.
En este tránsito hemos perdido muchas de
las costumbres que permanecían inalterables y no basadas en la explotación y
rentabilidad económica.
Las grandes urbes, como grandes
fuentes de reservas procedentes de la explotación agraria y ganadera se
convierten en ciudades con componentes diseñados para no desarrollar productos
originados por el lento transcurrir natural de la vida,si no por la velocidad
absurda de medios diseñados para llevarnos de un lugar a otro con la intención
de hacernos creer que el progreso es eso;el trabajar dentro de un modelo
económico injustamente planificado.
Todo este complejo y absurdo modelo
virtual hace que vivamos alienados e incomprendidos por el cual, la única
manera de crecer en este sistema es…el capital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario